Entre los meses de diciembre a marzo, una gran parte del salar de Uyuni está cubierta por el agua de las lluvias; por ello la sal está impregnada de agua. En invierno esta agua se evapora rápidamente (seis milímetros/dia) con la ayuda del viento y del sol. Como resultado aparece una superficie lisa durante el invierno de 10 a 20 centímetros, se vuelve extremadamente dura y seca. Bajo esta capa superficial, la sal permanece impregnada de salmuera que es agua saturada de sal.
Se puede considerar que el salar es un inmenso lago salado recubierto por una capa de sal dura y seca. Por el efecto de desecación esta capa se contracta y se fractura; las primeras fracturas son muy lineales pueden alargase por kilómetros, luego las redes de fisuras se hacen más densas y empiezan a desarrollarse los polígonos de desecación, tomando un parecido al barro que se seca.
La salmuera sube por capilaridad por estas fisuras y se cristaliza al llegar a la superficie constituyendo los brotes de pequeños cristales de sales que pueden alcanzar algunos centímetros de altura. Al final de la época seca, el salar está cubierto de estos polígonos y pequeños surcos de sal. Esta textura tan característica del salar se borra totalmente durante las precipitaciones de la siguiente época de lluvias.
Fuente: Santos Mamani Jancko. Licenciado turismo en UATF